lunes, 4 de marzo de 2013

De qué te quejas????

El jueves pasado fue un día que no me tocaba vivir hace mucho tiempo. Fue un día dedicado y dominado por el estrés. Llegué a interiorizar lo externo de tal manera que me dieron ganas de hacer stop y adelantar hasta el fin de semana. Según yo, ese día ya no valía más la pena. 
Tuve mucho trabajo, muchas cosas que hacer y todo parecía importante. Tenía que ir a mi primer día de clases de francés, estaba cansada. Me dolían las piernas por el gimnasio de ayer, ese fin de semana había arrancado otra vez con el voley playa. Fuimos a comer algo que me gusta, pero prefería otra cosa. Me dieron noticias sobre una oportunidad de trabajo que pensé que ya se habían olvidado de mi, no entiendo por qué no llamaron a mi celular y sí al de Daniel. Tenía que recoger unas traducciones para mi visa para el UK, renegué por tener que sacar una visa para viajar y gastar plata en el proceso. Lo único que quería era decirle un chau momentáneo a todas esas cosas y pasar un día cual The lazy song.

Tengo la costumbre de siempre antes de dormir, si el sueño lo permite y luego de rezar, dedicarle unos minutos a reflexionar. Suelo hacer esto en diferentes momentos del día, pero antes de dormir es como que un momento más especial. Durante esos valiosos minutos, estuve tratando de pensar cuando fue la última vez que sentí el estrés apoderarse de mi (creo que fue cuando estaba haciendo mi Tesis, yendo a clases de la Licenciatura y trabajando de madrugada en el aeropuerto.... pesadilla!), y cuales eran las causantes de este. Hice velozmente una lista mental:

1. Trabajo
2. Clases de francés
3. Gimnasio
4. Voley
5. Oportunidades
6. Antojos
7. Burocracia para viajar

Concluí que no tenía NADA válido para quejarme. 

Me quejaba porque tenía que hacer mil cosas en el trabajo. En mi primer trabajo que tiene que ver con mi carrera querida en este país que no es el mío, de ese trabajo que me queda súper cerca y no sufro con el tráfico y en el que realmente estoy aprendiendo demasiado. 

Me quejaba de que iba a comenzar mis clases de francés. Hace un año las dejé y por fin las retomaba. AMO los idiomas, son mi afición. Me quejaba cuando debería estar feliz por continuar aprendiendo y por poder darme ese lujo. 

De que me duelen las piernas? Felizmente tengo tiempo para ir al gimnasio y hacer mi voley adorado! Ese dolor es momentáneo, claro que lo sé, lo estaba agrandando y haciendo que sea más relevante que mi felicidad cuando hago deporte.

De que me llaman para cosas que quiero! Me dejé ganar por la flojera y angustia. Tal vez fue mejor que no me llamaran en ese momento porque tenía mil y una cosa para hacer.

De que puedo ir a comer algo rico en medio de la semana y con gente que quiero y me quiere.

De los benditos papeleos para viajar. Primera vez que viajo a Europa y con la persona que más me fascina del planeta y todavía busco de qué quejarme. Por favor, Pía!

De qué cosas nos estamos quejando? De qué estamos acostumbrados a quejarnos? Hay situaciones y razones válidas (ver post "Murphy strikes again"), pero seamos conscientes, estamos como que acostumbrados a quejarnos de cosas que realmente son privilegios y que no valoramos, cosas que tomamos como que deberían ser así cuando para muchísima gente no lo es. 

Me di cuenta de esto a tiempo, felizmente sólo perdí un día con ese estrés sin fundamento y no una vida a base de fundamentos que podría llegar a creerme como válidos.

MP




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